Fundación Perro Amor- Salida de Campo

Universidad de La Sabana
Bitácora final
Salida de Campo
Gabriela Rincón Álvarez


Fundación Perro Amor 


Por fin llego el día que tanto estábamos planeando y esperando. Era viernes 23 de octubre, el día nos saludaba con un gran sol y un clima perfecto, la idea era reunirme con mis compañeros Juan Cárdenas y Ana María Franco para dirigirnos hacía un centro de rehabilitación, en ese momento yo estaba cruzando los dedos para que nos dejaran entrar, sin embargo, por temas de la pandemia el acceso al lugar era muy limitado.

Pero, teníamos un plan b: una fundación para perros. De inmediato llamamos a la Fundación Perro Amor y sin complicaciones nos agendaron cita a las 2 pm, realmente fueron demasiado amables, nos contestó un señor al cual llamaban Don Carlos, quien tenía una acento similar al paisa.

La Fundación Perro Amor tiene 3 sedes, a la que nos dirigimos quedaba en Cota, Cundinamarca en la Parcela 50, Globo 1, mas o menos a 20 minutos de donde estábamos. 

Al llegar ya se iban escuchando los ladridos de la multitud de perros emocionados por la llegada de visitantes. Un lote demasiado amplio y con casi el 80% de zonas verdes.



Es un lugar demasiado grande y muy buen cuidado. Existía una duda entre nosotros, queríamos saber la lo que implicaba una labor social tan grande detrás de estas personas que literalmente dedican su vida 24/7 en el cuidado de cada uno de los perros y sin mencionar las otras sedes, pues en la que nos encontrábamos era la más grande.

Cuando ingresamos nos recibió Flor, una mujer de más o menos 1.65 de alto, con botas negras y buzo café. Nos preguntó que a quien necesitábamos y de inmediato le dijimos que teníamos cita con Don Carlos, ella lo llamó y puedo decir que ese señor nos recibió con todo el amor del mundo, claramente era el dueño y fundador de Fundación Perro Amor.



Flor- Empleada de la Fundación

Don Carlos le dio las indicaciones a Flor para que nos hiciera un recorrido por todo el terreno y así poder conocer a todos los perritos, después de esto Don Carlos hablaría con nosotros sobre la Fundación con lujo de detalles. Aproveche este recorrido para indagar más a fondo sobre todo desde la perspectiva de los empleados.



Entramos a la primera sección y había un montón de perros, lo que más me llamó la atención es que la mayoría de estos se encontraban al aire libre, ninguno estaba aislado o encerrado en una jaula, a excepción de aquellos perritos que llegaban por maltrato o casos especiales como perros utilizados para peleas y que les costaba relacionarse con otros perros.

De inmediato le pregunté a Flor que cuantos perros se encontraban aproximadamente en esta sección y me contestó que 104. En el recorrido también nos acompañó Angie, una chica muy joven, me atrevería a decir que tenía entre unos 17 a 19 años. Tuve la oportunidad de hablar más con Angie, ella me comentaba que ellas no vivían en el refugio pero que si vivían en Cota, cerca de este y llevaban muchos años ayudándole a Don Carlos. Ambas expresaban que amaban a los animales y que siempre estaban pendientes de los perros, ya sea si se enfermaban o tenían heridas. Igualmente la forma de tratar los perros era muy cariñosa y obviamente autoritaria.


Angie


En el recorrido me enamoré de muchos perros, en especial de Keyla, una perra muy juguetona y un poco brusca. Todos los perros fueron demasiado especiales, ninguno fue agresivo o "traicionero". Uno puede notar en la personalidad de cada perro que son felices y aman cuando llega un visitante.

Keyla



Estos fueron alguno de los perritos que se encontraban en la primera sección y así es el lugar en el que conviven:




Angie me aclaró también, que el veterinario va todos los días revisar siempre a cada uno de los perros, para cerciorarse de que estén saludables y en perfecto estado. "Normalmente estos perros son unos guerreros, los callejeros viven muy felices y sobre todo agradecidos". Durante el recorrido me di cuenta que cada una de las personas dentro de la Fundación cumple un papel muy importante y todos se complementan entre sí, todos en pro del cuidado y protección de los animales. 

Fundación Perro Amor es un lugar indicado para adoptar o apadrinar un amiguito para toda la vida. A veces muchas personas no pueden tener un perrito en su hogar y mucho menos cuidar de el, debido al tiempo u otros factores, sin embargo, en la Fundación pueden cuidar de ellos y las personas pueden ayudar por medio de cuotas o donaciones. La Fundación no maneja perros de raza pequeña. Flor me contaba que la mayoría de perros llegaban a la Fundación por abandono o maltrato y no solo vienen de sectores aledaños o de los municipios cercanos, sino también de partes lejanas como el barrio Ciudad Bolívar.

Debido a el reconocimiento de la Fundación muchas personas suelen traer los perros y dejarlos ahí, sin embargo, Don Carlos y sus empleados también reciben llamadas para recoger a los peluditos que se encuentran en peligro.

Pero...¿Qué hay detrás de la fundación?

Al terminar el recorrido, nos dirigimos hacia la oficina de Don Carlos, para hablar un poco más y resolver dudas que teníamos sobre el refugio y como había surgido esta bonita labor.




En realidad la oficina era una pequeña casa, rustica y demasiado acogedora. La casa, nos contaba Don Carlos, era para que alguno de ellos se quedara en las noches cuando algún perro se enfermaba o tocaba entregar o recibir perros durante la noche.

Cuando íbamos entrando nos recibió por la ventana un amiguito:


Tenía una sala un poco a la antigua, por donde teníamos que pasar para llegar a la oficina de Don Carlos:
 

Tuvimos una entrevista con Don Carlos, se puede decir que este hombre es demasiado conversador y en cada palabra se retrataba el profundo amor y sentido de pertenencia que tenia por el refugio. La historia detrás de FunPerroAmor es algo conmovedora y se podría decir que es una obra de los milagros de Dios.

La familia de Don Carlos (Carlos Iván Atertuha) siempre ha tenido terrenos en la parcelas, Don Carlos decidió comenzar su proyecto allí porque es un lugar estratégico y geográficamente están bien ubicados. La Fundación lleva 12 años, todo empezó con una señora que le llevó un perrito y le comentó todo sobre los hogares de paso, así que Don Carlos decidió documentarse y darle inicio a este proyecto. Actualmente tienen 3 sedes en donde hay 302 perritos y hay 20 personas que están ayudando con la fundación a todo nivel, así mismo cuentan con la ayuda de dos veterinarios y un contador fiscal. Al año están entregando 100 perritos en adopción, en lo que se le hacen seguimiento a la mascota durante un largo tiempo.


La Fundación maneja un programa que se llama Plan Padrino, la persona a cargo del perrito maneja una mensualidad que oscila entre 150 y 220 mil pesos, depende del tipo de mascota, si es grande, si es agresiva y si hay que tener unos cuidados veterinarios especiales. El padrino es el que aporta económicamente para la estadía de los perritos, lo que cubre esa mensualidad son dos comidas y un refrigerio, el cuidado básico y vacunas de la rabia, baño mensual, visitar la mascota cualquier día que quieran. Los perritos que llegan a la fundación usualmente tienen sarna, sin embargo, todos los empleados están documentados y ya saben como tratarla. 

Don Carlos también tuvo la oportunidad de hablarnos sobre la situación de la pandemia, nos contaba que en algunas sedes de los refugios viven algunos de los empleados que les colaboran y que durante en el aislamiento preventivo no tuvieron que desemplear a nadie.

Problemas...

El Ministerio de Salud empezó a molestar y los problemas se acrecentaron cada vez más con la pandemia. El Ministerio les pedía papeles y que cumplieran con normas, obviamente Don Carlos no estaba en contra de estas normas, pero cuando empezó el coronavirus le exigieron a Don Carlos que pusiera reflectores y números a las secciones donde se encontraban los perros y miles de cosas que no tenían nada que ver con la pandemia. También les advirtieron que estaba totalmente prohibida la movilización de perros entre los municipios y le negaron la posibilidad a los perros que estaban en la calle a que las personas los recogieran y los llevaran a la Fundación, le negaron la posibilidad a la gente de adoptar perros. Don Carlos se encontraba afligido, estaba con los brazos cruzados porque como dijo dentro de su "ignorancia" no sabía que hacer. 

Un día Don Carlos, se sentó en su oficina y se puso a pensar que debía existir algún decreto que estableciera esa norma. Don Carlos se fue hasta la Alcaldía y paso un derecho de petición, en 4 meses nunca le respondieron. A la vida de Don Carlos llegó Amparo Grisales, la famosa actriz colombiana y junto a ella planearon organizar un show mediático. Se fueron hasta la Alcaldía y les advirtieron a los funcionarios de su plan, en el que irían medios como CityTv a informar de lo que estaba pasando. Y hasta ahí llegó el problema.

"Donde yo hubiera seguido aquí con una posición sumisa y acobardado, se me cae el proyecto de 12 años, por funcionarios ineptos"- afirmó Don Carlos.

Pero la verdadera historia no termina aquí, detrás de todo este proyecto vive una historia como las de la Rosa de Guadalupe, un testimonio de vida demasiado inspiracional y conmovedor.

El pasado de Don Carlos

Don Carlos estudió aviación en AeroAndes, Guaymaral y se había especializado en fumigación aérea de cultivos. Durante 21 años se dedicó a fumigar y en uno de esos días su avión sufrió un accidente y cayó en los Llanos Orientales. "Recuerdo haber quedado vuelto nada, mi vida se había destruido". Resulta que el combustible del avión venia cargado con veneno y este se apagó. 

Don Carlos quedó en silla de ruedas durante 4 años, sin ninguna posibilidad de volver a caminar, sus esperanzas estaban por el suelo. "A mi me recogieron en pedacitos". Sin embargo, tuvo la oportunidad de irse a Estados Unidos y realizarse las cirugías necesarias  en las piernas, la cadera y la columna.

Cuando Don Carlos empezó a recuperarse, se dio cuenta que su vida era en el campo, no quería saber de rumba ni de trago, su único pensamiento fue hacer una labor social con los animales y así empezó este lindo proyecto.

Cuando terminamos la entrevista con Don Carlos, él nos sugirió ir a visitar la sección que quedaba al fondo del terreno. Obviamente Cárdenas, Ana y yo quisimos conocer a más perritos.

Mientras íbamos caminando hacía la otra sección, entre nosotros empezamos a comentar que para hacer un proyecto como estos se necesitaba de mucho dinero y tal vez, mucha palanca sin desmeritar el esfuerzo que se ha hecho durante años. De inmediato, Cárdenas lanzó un comentario en el que decía que probablemente Don Carlos era hijo de un político con mucho dinero y así empezamos entre nosotros a sacar varias hipótesis. 
 



Cuando llegamos a la otra sección también vimos y compartimos con un montón de perros hermosos, todos felices y emocionados. Recuerdo que mis compañeros y yo estábamos muertos de la risa con un perro que saltaba demasiado alto, casi dos metros de altura.

Cuando terminamos el recorrido nos devolvimos y nos estaba esperando Don Carlos, nos dijo que podíamos ir a conocer la otra sede que quedaba en la Parcela 19, Coyoacán. De inmediato él llamó a la chica que le colabora en la otra sede para que nos atendiera.

Seguimos hablando un poco con Don Carlos y nos contó que había vivido en España y había pasado mucho tiempo como mochilero y había conocido muchas partes del mundo. Y como era de esperarse, nos comentó que su padre había sido magistrado de la Corte y que había estudiado con el expresidente Belisario Betancourt, es decir, la hipótesis de Cárdenas resultó siendo cierta.

Después, nos despedimos de Don Carlos y le agradecimos por su gran labor. Nos dirigimos hacia la Parcela 19 y nos recibió Sofía, una niña muy joven, amable y dulce. Ella estaba a cargo de esa sección, nos presentó a todos los perros y nos dio un recorrido.


Nos contó la historia de cada uno de los perritos y cada vez que nos presentaba a algún peludito ella los consentía, realmente se notaba el amor y el cariño por su trabajo. 




Terminó el recorrido y terminamos vueltos nada, mi compañera Ana había llevado una blusa blanca y después de todo salió negra, yo salí con el pantalón lleno de barro y con los zapatos negros. Sin embargo, esto no era nada comparado a lo que disfrutamos pasando tiempo con los perros, realmente esta es una labor para aquellas personas que les gusta empaparse de ese amor genuino de los animales y siente pasión por la labor social, realmente me di cuenta que esta es una labor que no cualquiera se atrevería a hacer, pues no muchos tienen la paciencia y la dedicación para estas criaturas. 

Durante esta salida de campo me di cuenta que muchas veces no somos empáticos con estas personas y ni siquiera con los seres que compartimos, la naturaleza y el ser humano están para complementarse. Este día pude ponerme las botas y el overol bien puestos para darme cuenta que hay muchas cosas que la sociedad piensa que son simples y fáciles y no lo es. A muchas personas les falta dedicación, constancia y disciplina para lograr sus metas u objetivos, pues como dice el dicho "el que persevera, alcanza".

Esta salida de campo fue un total aprendizaje en la que sin duda alguna se dieron diferentes construcciones de significados.



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